domingo, 7 de septiembre de 2014

Divagaciones de un maestro viajero

Tan lejos, tan diferente

Este verano he participado en un programa de voluntariado en Filipinas, organizado por la Fundación Taller de Solidaridad, vinculado a la congregación de las Siervas de san José.

El también llamado "país de las 7.000 islas" (ya que está formado por un total de 7.107 islas), me ha dado la oportunidad de conocer una cultura única y totalmente distinta a la nuestra. A 12.000 kilómetros de distancia y con una diferencia de 6 horas, la gente nos acogió con los brazos abiertos sin siquiera conocernos, dando muestras de lo que se conoce como la famosa "hospitalidad filipina".

Señas de afecto y acogida propias de la cultura y del fuerte sentimiento religioso (90% cristiano), característico de este país.

He tenido la oportunidad de conocer un centro educativo filipino desde dentro, de presenciar sesiones tanto del nivel de Infantil como en Primaria, y también de impartir clases de español en el nivel de Secundaria.

Educación en Filipinas

Como pude comprobar, el nivel educativo en Filipinas, en cuanto al currículo y contenidos, es similar al español. Mientras observaba las sesiones, hubo varios detalles que me llamaron la atención. En primer lugar, los alumnos se levantaban cada vez que venía una visita a la clase, y la saludaban al unísono, educadamente. También se percibía un ambiente diferente, como de máximo respeto a la figura del profesor, pero compatible con una buena sintonía y constante interacción entre alumno y docente.


La mayor dificultad que existe allí es la enorme diferencia entre educación privada y educación pública. Aunque es cierto que hay un mínimo porcentaje de niños no escolarizados en este país, lo que ocurre es que no hay suficientes escuelas para la cantidad de personas que lo habitan. Por tanto, los colegios públicos están hiperpoblados, con una media de entre 50 y hasta 80 alumnos por aula. Lo que hace imposible que exista una educación ya no excelente, sino básica. Imaginad, por ejemplo, una clase de 2º de Primaria con 80 niños...

Por eso, hay un gran salto cultural entre la gente con posibilidad de acceder a la educación privada y las personas que no pueden permitírselo (por desgracia la inmensa mayoría).

Experiencia en un "High School"

En el colegio de las siervas también tuvimos la ocasión de dar clases de español a los grupos del último nivel de educación secundaria (para ellos el último año de colegio, ya que terminan los estudios escolares a la edad de 16 años).

Fue una experiencia enriquecedora, para ellas (ya que era un centro femenino) y para nosotros, donde también pudimos comprobar que un aula con dos profesores compenetrados puede dar mucho juego a la dinámica de la clase. Las alumnas estuvieron atentas, tomando apuntes, haciendo múltiples preguntas y con unas contagiosas ganas de aprender.

Al final, no importa en qué parte del planeta nos encontremos, ya que las bases para ser un buen maestro y captar la atención de los alumnos son siempre las mismas. Hay que transmitir esas ganas de aprender, mostrarse cercano (guardando las distancias) y saber motivar al alumno.

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