domingo, 13 de enero de 2013

¿Premio o castigo?

"Es más acertado contener a los niños por honor y ternura, que por el temor y el castigo"
Terencio (195 A.C. - 159 A.C.)

La Psicología Evolutiva insiste en la importancia de la "Recompensa". Esta, puede ser agradable para el sujeto si se está reforzando una buena acción o actitud, o molesta y fastidiosa si se pretende erradicar una conducta.

Hoy se incide más en la primera: el premio o refuerzo positivo.

La sociedad ha sufrido un cambio radical en este aspecto en los últimos años. Al cambiar el perfil del maestro, tanto por el avance de las tecnologías como por la variación en la estructura familiar, el castigo ha quedado en un segundo plano. Se ha pasado de collejas, mandar copiar una frase 100 veces, capones con el anillo en el dedo o dolorosos avisos con el canto de la regla a dejar al alumno sin recreo o amonestarle verbalmente.

El alumno deja de temer al profesor. Por tanto, el respeto que antes se tenía a la figura del docente desaparece, y el maestro se gana dicho respeto de otro modo.
¿Cómo se hace respetar un maestro hoy?
Publio Terencio Africano da una pista: "honor y ternura". Aunque la palabra honor, desgraciadamente, ha perdido su fuerza con el tiempo, podríamos ampliarla con otra palabra: coherencia. La ternura la podríamos "traducir" como cercanía.

El otro tipo de recompensa se enfoca en el refuerzo positivo. El alumno recibe un premio cuando hace algo bien. Esta técnica se puede trabajar a nivel general o en una escala más particular.
Si queremos reforzar el comportamiento de un alumno concreto (con problemas actitudinales), podemos redactar unas normas básicas que tiene que cumplir durante el día y así puede ir acumulando puntos positivos para que, al final de la semana, pueda llevarse un premio. Las faltas que tuviera también habría que contarlas como negativas, ya que aunque el refuerzo positivo es bueno, es necesario contar con un refuerzo negativo. Si el alumno solamente es privado de ese premio, no tendría ninguna motivación para seguir actuando bien el resto de la semana.

No solamente se trata de hacerse respetar o de "contener" a los niños, tal y como afirma Terencio, más importante aún es corregir las conductas de los alumnos.

Castigar o amonestar a los niños cuando sea necesario es imprescindible. Si no lo hacemos, fomentamos al futuro ciudadano una tolerancia al fracaso muy baja. La vida decepcionará al alumno en algún punto, y si no ha aprendido desde pequeño a vivir con límites,  se llevará, con toda seguridad, golpes de los que no podrá levantarse.

En The Big Bang Theory, Sheldon intenta cambiar el comportamiento de Penny a través de refuerzos positivos.

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